miércoles, 11 de octubre de 2017

EX-PAÑA: La quiebra de un Estado.





EX-PAÑA: La quiebra de un Estado. 



Siempre creí que Territorio, Nación y Estado significaban lo mismo. Encontrar los matices que diferencian los conceptos que esconden las tres palabras confieso que me ha costado bastante tiempo entender. Posiblemente el error nace del hecho que supone ver las cosas cada día iguales. Uno se levanta por la mañana y ve que el territorio donde uno ha nacido sigue siendo el mismo que el día anterior. Pasan los días, uno se hace viejo y todo sigue igual. De pronto alguien, desde otro rincón del mismo territorio, dice que él ya no quiere pertenecer al “ente virtual” llamado España porque su espíritu está poseído por otro “amor”. Entonces uno se da cuenta que lo que parecía único e indestructible se hace añicos. Uno se viene a dar cuenta que Territorio, Nación, Estado significan cosas distintas.

Pero ¿que es lo que se hace añicos?.

No hace falta esforzarse para comprender que el Territorio no puede hacerse añicos por la decisión de un mortal. Solo la Naturaleza se encarga de esas cosas. Es pues, la Nación o el Estado el que se destruye, o puede destruirse. En realidad es el odio, la envidia, la soberbia, el poder, o cualquier otro vicio o pasión humana, la que provoca estas situaciones. Y esto es así porque tanto la Nación como el Estado no dejan de ser otra cosa que realidades virtuales que no forman parte de la Naturaleza. Son creaciones imaginativas para representar realidades sociales virtuales en la imaginación de algunas personas.
Dicen los científicos que nuestros ancestros nacieron en África y se expandieron por toda la Tierra, yo creo que son exageraciones, pero esto es lo que hay. En aquél tiempo no había fronteras, ni naciones, ni estados. Lo único que ataba al hombre al territorios era el abastecimiento de alimentos. Se estableció en un territorio y dijo que aquello era suyo. Ancló sus posaderas en un lugar cuando vio que podía satisfacer todas sus necesidades sin dar tumbos por el espacio y por el tiempo, lo que le obligó a defender su aposento. Desgraciadamente su vida sedentaria le debilitó físicamente y otras tribus trataron de ocupar su espacio por la fuerza. La Historia de los pueblos se escribe con sangre: siempre el fuerte desplaza al débil. Cuenta la Historia que el pueblo hebreo es el pueblo errante: de aquí para allá sin territorio propio y ahora que lo tiene sus vecinos quieren quitárselo.
Hasta hace doscientos años el concepto de Nación o Estado no tenía sentido alguno, puesto que los territorios eran propiedad de los “Señores”, unos se llamaban príncipes, otros reyes, otros emperadores, que tanto da. Los hombres que vivían en sus posesiones eran parte de su propiedad. El territorio de los continentes de la Tierra se lo repartían los poderosos, los mas fuertes; el resto obedecía.
El tratado de Westfalia (1648) iluminó a los hom- bres diciéndoles que la superficie de la Tierra se dividía en Territorios separados por fronteras y estas marcaban los límites de las distintas naciones, de tal forma que unas respetarían las fronteras de las otras. Cada Nación se dotaría de una organización administrativa que atendiera los intereses de sus habitantes.
La idea era buena pero como se ve los tentados por el poder no están dispuestos a respetar los acuerdos.
El refranero español dice: “El hombre no es de donde nace, sino de donde pace”. La sabiduría popular define con claridad lo que ata al hombre a la tierra, al territorio. Uno se pregunta si es la tierra o la gente; o mas bien sus costumbres la que realmente ata al hombre a su “terruño”. Lo cierto es que es habitual escuchar a todo el mundo lo mucho que quiere su lugar de nacimiento, aunque yo lo traduzco como el lugar donde se ha criado. La atracción no la da el nacimiento sino la vivencia: un nacido en un lugar pero criado en otro muy lejano nunca sentirá el magnetismo de la tierra que le vio nacer. Habrá que concluir que lo que ata a los hombre a un territorio no es ni la Nación ni el Estado de origen, es el Territorio que le ha visto crecer. Una vez aclimatado, el hombre tiende a permanecer estático; y si tuviera que marcharse lo hace para retornar en cuanto las circunstancias se lo permitan. Si un hombre está atado al lugar que le ha visto crecer, ¿que es lo que provoca su frustración para abandonarlo?.

EL SENTIDO DE LAS MIGRACIONES.-

Llegados a este punto se entiende que lo que puede provocar el malestar en los hombres magnetiza- dos por su tierra puede ser o la Nación o el Estado. En otras palabras: o los vecinos o las leyes de convivencia.
La gente emigra buscando oportunidades que favorezcan su bienestar. Hay emigraciones e inmigraciones. Unos se alejan de entornos que le son adversos o conflictivos y otros acuden porque piensan que dicho entorno les favorece. En cualquiera de los dos casos, las corrientes migratorias se establecen con respeto al orden que impera en dicho territorio. Podría decirse que la Nación y el Estado están presentes en dicho territorio y la gente se aleja o se acerca en función de su conveniencia y/o conformidad, siempre que tengan libertad para hacerlo.
Hay gente que cuando se plantea la emigración quiere hacerlo llevándose el terruño en la mochila. Al no podérselo llevar, no le queda otra salida que levantar un muro que separe su posesión de la del vecino, siempre que le dejen hacerlo. Esto solo puede hacerse cuando la Nación y el Estado de aquel territorio han desaparecido. Los ansiosos de poder aprovechan la situación para convertirse en los sátrapas del territorio. Ponen en mar- cha el agitprop adecuado para convencer a unos y obligar a otros a aceptar sus maquiavélicos proyectos.

MORALEJA.-

1. El hombre se ha agrupado formando sociedades.
2. Las sociedades necesitan normas de convivencia.
3. Cuando las normas de convivencia no son aplicadas o desobedecidas sin consecuencias, aparece la discriminación y el malestar, la división de la sociedad y la anarquía.
4. La división y la anarquía es consecuencia de la falta de voluntad política para imponer la Ley.
5. De nada sirve tener un cuerpo normativo que ocupa todas las bibliotecas de este mundo si no hay un gobierno que las haga respetar.

CASO CATALÁN Y VASCO.

Todo lo dicho no deja de ser un argumento para explicar el proceso de desintegración de España, que he querido expresar como Ex-paña. Lo que está pasando con Cataluña no es otra cosa que el abandono de los ciudadanos por el Estado español. No es un problema de falta de leyes, es un problema de falta de gobiernos con voluntad política para defender los intereses nacionales de sus ciudadanos. El Gobierno encargado de respetar y hacer respetar las Normas es incapaz de hacerlo, por motivos interesados y mezquinos, dejando a sus ciudadanos desprotegidos. El Gobierno ha demostrado su incapacidad al delegar una decisión ejecuti- va en la judicatura y los tribunales, cuyas resoluciones han sido cobardemente ignoradas.
Si los gobiernos de una Nación son incapaces de aplicar las Normas que regulan el Estado es porque ese Estado ha desaparecido, está roto, nadie cree en él.
Rajoy no solo ha traicionado a sus votantes, ha renunciado al gobierno de la Nación, ha permitido a representantes del Estado la desaparición del Estado español de unas partes del territorio nacional. Esta es la quiebra del Estado Ex-pañol, tal como yo la veo.
Queda claro que lo que se quiebra es la Nación y el Estado. Los ciudadanos que viven en el territorio de la antigua Península Ibérica seguirán queriendo a su “terruño” como si no pasara nada. Soportarán estoicamente las desgracias que les toque vivir, y vivirán para contarlo a sus retoños. El “padre de familia” seguirá cumpliendo su designio bíblico: dar estabilidad a la sociedad. Solo los provocadores, traidores, cobardes, asaltadores antidemocráticos se camuflarán en la sociedad o huirán con el dinero que han escamoteado, robado o saqueado al Estado, si llegara el caso, que decían defender.
Esto pienso en Madrid hoy 25 de noviembre de 2014. siendo las 13 horas 29 minutos. 
Gracias por visitar mi blog.