Los derechos: El negocio de los políticos.
En una Nación sin Estado, es decir sin Im-puestos, sin Presupuestos, ¿cuáles serían los derechos que sus ciudadanos podrían reivindicar?. La respuesta es bien sencilla: ninguno. Luego la pregunta que hay que plantearse es ¿lo que se reivindica actualmente, con manifestaciones y algaradas, son derechos?.
Vivimos en sociedades democráticas que los bienintencionados llaman libres, sin caer en la cuenta que la libertad está ligada a la Soberanía y la Soberanía está ligada a la capacidad para ser independientes. Si toda nuestra capacidad de producir riqueza se la cedemos a un tercero, llamado Estado, habremos cedido nuestra Soberanía y por tanto nuestra libertad. Seremos súbditos de ese Estado y no libres. Así de sencillo.
Cuando el 50% de la riqueza que eres capaz de producir, sin robar, se la tienes que ceder al Estado, hay que concluir que eres súbdito al 50%. Si ese 50% no te alcanza para ser libre tienes que recurrir a la figura eufemística llamada “derechos”. Derechos a esto, derechos a lo otro. En realidad lo que se reclama no son derechos, son subvenciones para cubrir unas necesidades que el Estado te ha impedido cubrir libremente.
Los ciudadanos adoctrinados por “religiones comunistas” son los más activos para realizar estas reivindicaciones. Los países con regímenes políticos comunistas no permiten este comportamiento reivindicativo, pero sí propagan la filosofía de que solo el Estado está capacitado para resolver los problemas de los ciudadanos. En consecuencia, los ciudadanos adoctrinados se quedan con la filosofía para ejercerla en los países democráticos, que no libres, aprovechándose de lo que se ha llamado “estado del bienestar”; que es un eufemismo para justificar la administración de toda la riqueza de una Nación.