martes, 10 de noviembre de 2015

CONTRA WESTFALIA

CONTRA WESTFALIA
     El concepto feudal de los territorios, de origen medieval, terminó con Westfalia (1648), pero la casta política catalana quiere ignorar el hecho y volver al feudalismo. Al igual que las casas dinásticas de entonces, los políticos nacionalistas de Cataluña quieren reivindicar su “derecho de sucesión al trono de Cataluña” remedando a Habsburgos y otras Casas Reales de entonces como si se tratara de una Masía que les pertenece en propiedad.
      Sin que hayan conseguido su propósito aún, ya hacen proselitismo para anexionarse Valencia, Baleares y el Rosellón, si pudieran. Pero en su ánimo está, no solamente independizarse de España, sino adquirir la Soberanía de Cataluña, para a continuación reivindicar sus derechos “de Soberanía” sobre toda España. Es decir volver a las reyertas pueriles de la Edad Media.
   
Me importa muy poco si se independizan o no, porque soy de los que cree que la Soberanía es de la persona y no del territorio, ni de la familia real de turno; lo que me indigna es que aprovechando la desgracia de las personas, miseria económica, se apele con demagogias sin fundamento racional,-que nos roban los españoles, que mantenemos España, que nuestro opresor es España, etc: todo mentiras-, para estimular la pasión irracional y somática de la gente, -el sentimiento nacionalista-, y en base a ello esgrimir ante el mundo que el “pueblo” reclama independencia.
   Para que esto sucediera deberían darse varias circunstancias: 1º homogeneidad del pueblo, es decir todos de la misma tribu; 2º que haya libertad. En primer lugar la gente que vive en Cataluña ya no se sabe a que tribu pertenece, por lo que hablar de homogeneidad es estéril, y la libertad consiste en disponer de la sabiduría suficiente para poder tomar decisiones. Ninguna de las dos circunstancias se dan en Cataluña, por lo que si se decidiera la independencia sería algo así como aplicar la discriminación para los residentes en Cataluña pero que no son catalanes, ni se sienten catalanes. Sería tanto como negarles el derecho de ciudadanía a unos señores que han construido Cataluña con su trabajo, por lo tanto privarles de libertad de elegir: Convertirlos en los esclavos del siglo XXI.
      Sócrates decía: lo bueno es el conocimiento, lo malo la ignorancia. Esta no es una reflexión buena porque la haya dicho Sócrates, sino porque fue el primero que la dijo. Las artes políticas basadas en la estimulación de las pasiones somáticas de la gente, aprovechándose de su ignorancia, es el arma de los cobardes y miserables para conseguir un objetivo personal acorde con sus intereses; no buscan el “bien común” buscan su “gloria personal”. La magnanimidad y generosidad de la vocación del político ha quedado en palabrería, en discursos para la galería y la ignorancia del pueblo está asegurada con los planes de estudios dirigistas, sectarios y obligatorios; les asusta la enseñanza privada porque podría acabar con la ignorancia. El político quiere poder, el poder quiere dinero y con el dinero conseguir la gloria (miren los presupuestos del Estado). Los ciudadanos solo sirven, como los ciudadanos de Roma, para ir al circo, ahora al futbol, a satisfacer su pasiones y pagar con sus impuestos, es decir con su trabajo, los proyectos personales del político de turno, para mayor gloria de su persona, aunque no suponga bien alguno para la población; porque lo importante no es la dignidad de las personas, es la gloria de la “patria”, de la soberanía, es decir, de la casta política, como sucedió con las desaparecidas Esparta y antigua Roma.
      Roma utilizó a los esclavos y a los países conquistados para engrandecer su Imperio, pero se desangró por su soberbia de grandeza. Los políticos catalanes han arruinado a sus ciudadanos y ahora pretenden que los demás, los pueblos a conquistar, salgan a su rescate, como si de un derecho se tratara, pero los pueblos susceptibles de ser conquistados tampoco es que hagan mucho para defenderse. El Gobierno Español, acomplejado, arrugado y temeroso de no se sabe bien qué, permite que se incumpla la Ley en Cataluña, trata de sobornar con dinero al Gobierno Catalán, -como ya hizo Bizancio con Atila-, permite que se quemen banderas españolas, imágenes del monarca, permite que se amenace a todo lo que huela a España, etc, en resumidas cuentas, que se enquiste el problema y luego solo le quede aceptar los hechos consumados: v. g. caso Bárcenas. Eso sí, estén atentos al discurso que cada quien pronuncie, llegado el caso.
     Vivimos una época de declive de una civilización que está enferma y no acaba de morir, la europea, y no se ve la minoría imaginativa, creativa, innovadora, espiritual, necesaria que haga emerger un nuevo modelo de sociedad que acabe con estos conceptos obsoletos de soberanía, tribalismo, política-religión y la sempi-eterna corrupción que atenaza el progreso.
      Estamos en la aldea universal, ¿Que es esto de separatismo?; las empresas son mas globales, las naciones tratan de buscar puntos de encuentro sinérgicos, Europa pretende construirse como unos Estados Unidos, etc, y una “tribu” al noreste de España dice que quiere independizarse, pero de qué broma estamos hablando.
    Toynbee dijo que los que nos han traído hasta aquí no son los que nos sacarán de este lío, por lo que yo creo que si la sociedad no toma cartas en el asunto, algún bárbaro extranjero vendrá a remediarlo, ya que los políticos catalanes han llevado a España a esta encrucijada secesionista y los políticos españoles lo han consentido. Podría calificarse de desgracia, los antiguos dirían castigo de los dioses por nuestros pecados, lo que le está tocando vivir al español de este siglo: un ZP que dice que el concepto de nación es discutido y discutible; un Rajoy que dice que no hay economía de derechas ni de izquierdas, -claro, ahora que está en el gobierno uno entiende porqué lo dijo-; Rajoy dijo que iba a bajar los impuestos y lo primero que hace al ganar las elecciones es subirlos, y así un largo etc.
    Claramente, lo que le sucede a la sociedad española es que no hay una minoría emprendedora que manifieste un proyecto revitalizador de la civilización española. La sociedad española ha perdido la fe, la fe en su destino como sociedad, la fe en sus políticos y el miedo atenaza su imaginación.

“La sociedad que no aprende de la historia está condenada a repetirla”. Y lo peor de todo, perderá el tren del progreso.

Esto pienso hoy 12 de septiembre de 2013 a las 14 horas en Madrid. 
Gracias por visitar mi blog.