domingo, 14 de junio de 2015

PRINCIPIOS: ESOS DESCONOCIDOS.

LOS PRINCIPIOS: ESOS DESCONOCIDOS

Sostengo, en sintonía con Alexis de Tocqueville, que conocer los principios de cualquier entidad o cosa, -hombres, sociedades, estados, etc-, ayudaría a conocer su naturaleza y comportamiento. Desgraciadamente conocer los orígenes suele ser una tarea complicada por la falta de documentación fehaciente. Stephen Hawking sigue empeñado en descubrir el origen del Universo. 
Desde hace 150.000 años, miles de hombres han nacido, vivido y muerto sin que hayan dejado otro testimonio que sus propios utensilios y huesos esparcidos por todo el mundo, y hoy hay una legión de científicos investigando quienes eran, como se organizaban y qué sabían. Los hechos demuestran que, por instinto, el hombre requiere encontrar la respuesta a todas estas incógnitas que podrían explicar muchas de las cosas que nos pasan hoy día.
Dado que el objeto de estas reflexiones no es el estudio del origen del hombre y sus circunstancias, me limitaré a decir que el hombre ha sido capaz de darse cuenta, en estos 150.000 años de existencia, que es el único ser vivo inteligente dueño de su destino: es soberano de sí mismo; -para los creyentes, solo Dios está por encima-; el resto de seres vivos que pueblan este mundo conocido se limitan a cumplir con las leyes de la naturaleza con/por las que fueron creados. Para llegar a esta conclusión el hombre ha necesitado de la prueba y error, sucesivamente, para así ir descubriendo la verdad de las cosas, de las entidades y de si mismo, ya que el no hacerlo le llevaba a la muerte. 
Su primer descubrimiento fue que todas sus actuaciones diarias debían ir encaminadas a mantenerse con vida. Al principio fue recolector, luego cazador y finalmente pasó de cazador y recolector a ganadero y agricultor, etc. Cada poblador tenía a su alcance un territorio sin límites y solo su capacidad e iniciativa le guiaba por la vida. Cada quien desarrollo su personalidad en función de la libertad sin límite que ejercía. Si un colono se enfrentaba a un vecino tenía dos opciones: acabar con él, por pensar que atentaba contra su vida, libertad o territorio; y otra, asociarse con él, sacrificando parte de su libertad en beneficio del bienestar común y de un hábitat mayor.
El paso de la sociedad matriarcal a patriarcal tuvo su origen en el sedentarismo agrícola y pastoril que atribuyó la riqueza al padre. En tanto el hombre fue recolector y cazador era trashumante y los frutos y animales que utilizaba para subsistir se los proporcionaba la naturaleza. La riqueza adquirida al convertirse en ganadero y agricultor  era fruto de su esfuerzo, trabajo y dedicación. Se convirtió en herencia a la muerte del “pater”, y también en motivo de disputas tribales para su control. Con el tiempo la riqueza no se limitaba a la propiedad material, sino también a la intelectual. Esta riqueza se convirtió en la “propiedad” del individuo, lo que suponía el orgullo y la recompensa a su trabajo y esfuerzo al que tenía un derecho incuestionable, y así se lo reconocían el resto de los miembros de la comunidad. 
El apego del hombre a la vida favoreció que aumentara la población. Nacieron las tribus, las castas, las familias y otros grupos sociales. Cada grupo tenía su personalidad y su riqueza, lo que generaba envidias y recelos de unos contra otros. Las diferencias se resolvían celebrando batallas por la hegemonía de la propiedad y libertad de unos grupos sobre otros. El mas fuerte se declaraba dominante del débil y el débil lo aceptaba y le guardaba lealtad, hasta una próxima oportunidad.
Nadie les enseñó a vivir y a morir, a recolectar y a cazar, a cultivar y a domesticar animales. Todo lo tuvo que descubrir, el hombre,  por ´si mismo, tomar decisiones que se convertirían en normas para él y para sus herederos y seguidores. Cada grupo generó las suyas que con el tiempo definieron la personalidad del mismo. Hubo un inicio, hubo una/s personas que lo impulsaron, nadie sabe quien fue, pero los hechos confirman que la naturaleza del hombre le hace dueño de si mismo, lo hace soberano.
La Soberanía sería, pues, la facultad inalienable de la persona humana que le permite decidir sobre su Vida, Libertad y Propiedad. Podría definirse la Soberanía como el principio fundamental con tres atributos, que dimanan de la misma: Vida, Libertad y Propiedad. Constituyen los fundamentos sobre los que se soportan los principios de las sociedades de hoy. Muchas teorías filosóficas se han construido para tratar de conciliar estos principios en un sistema organizativo que atienda las necesidades de esa sociedad a la que pretende servir. Muchas de dichas teorías han fracasado y ninguna ha resuelto en su totalidad los problemas que pretendía resolver.  
Con el tiempo el hombre se dio cuenta que si conseguía un acuerdo con el discrepante, que mantuviera la dignidad y los intereses de ambos de manera positiva,  las relaciones serían más civilizadas y los incumplimientos tendrían una sanción pactada.  Esta práctica sirvió para crear grandes empresas privadas que beneficiaron a todos. Se diría que unos ponían el capital y otros las ideas y el trabajo y, al final, todos ganaban. 
Hoy hay un acuerdo generalizado de que el sistema menos malo para organizarse es la Democracia, inspirado en el compromiso contractual del que hemos hablado, según el cual los políticos solicitan el voto favorable para su programa de gobierno, que no es sino un contrato entre el virtual futuro gobierno y los ciudadanos. Los ciudadanos esperarán que el ganador cumpla los acuerdos votados (contractuales) en las urnas y que arregle los desajustes normativos conforme al programa votado. De esta manera la suma del cuerpo normativo heredado y el modificado y/o incrementado conformarán la nueva LEY que regirá o aplicará a la sociedad en cuestión a partir de entonces. Unos dicen que la democracia es el imperio de la LEY, pero la LEY la hacen los gobernantes votados por el pueblo, como hemos descrito. Se comprende fácilmente que cada sociedad (pueblo) tiene la LEY que ha consentido que redacten sus gobernantes: algunos dicen “que se merece”. Es algo así como el efecto bumerán: los ciudadanos lo lanzan (consienten) y los gobernantes le pegan con él en la cabeza (aplican), ¡No les parece paradógico!.
Muchos de los sistemas democráticos existentes en la actualidad no satisfacen a la población afectada, y la gente se pregunta: ¿Por qué?. La gente piensa que si el procedimiento seguido para elaborar las leyes ha sido correcto (democrático) su aplicación debía satisfacerlos, pero entonces se preguntan ¿por qué no nos sentimos satisfechos, a gusto, felices?. Todo el mundo se pone a buscar soluciones coyunturales a los problemas mas próximos en el tiempo y en el espacio; se equivocan, están olvidando los principios naturales originales impresos en el hombre; toda norma debe superar el filtro de sus principios originales: vida, libertad y propiedad; para que puedan considerarse útiles a los ciudadanos que constituyen la sociedad,- no es lo mismo ser útiles a la sociedad que ser útiles a los miembros de la sociedad-. El error cometido fue olvidar los/sus principios.
Cualquier norma que atente contra la vida, la libertad o la propiedad de cada individuo, atenta a la soberanía del hombre y antes o después será removida, pues la gente tenderá a no respetarla. La naturaleza del hombre las rechazará, de forma consciente o inconsciente. La Historia nos cuenta el dominio del hombre por el hombre hasta que los principios relatados se abrieron paso. Mucha sangre se ha vertido en defensa de estos principios sobre los que se cimienta la civilización que conocemos, pero se verterá aun mucha más hasta que la verdad impere sobre la mentira. 
Llegados a este punto queda claro que lo importante de un Sistema Organizativo es que todas sus normas respeten de forma clara y transparente dichos principios. Tarea compleja al estar redactadas las normas con un lenguaje que se presta a interpretación; las palabras no siempre representan los conceptos que se tiene en mente al redactarlas, y otras veces se utilizan palabras etéreas para que no representen el concepto concreto aplicable al caso, dejando libertad de interpretación al que la debe aplicar. Resoluciones judiciales nos conmueven cuando vemos que dan soluciones diferentes, y aún contrapuestas, al mismo acto juzgado. Algo falla. 
 Pero analicemos uno a uno  los conceptos expuestos:
La Soberanía. El hombre es un ser vivo inteligente con capacidad para defenderse de forma autónoma, nadie debe estar por encima de él. Solo cuando se le priva de forma violenta de su vida, libertad y propiedad pierde su soberanía. Sin embargo puede ceder voluntariamente parte de la misma para conseguir algún beneficio de la sociedad en la que vive. 
Un grupo humano está compuesto de personas distintas, diferentes y complejas que pueden o no respetar las normas de la sociedad en la que viven; en tanto las respeten todo marcha bien, si no las respetan hay dos soluciones al problema: aplicar personalmente cada uno la autodefensa, o bien delegar la defensa del grupo en una entidad con capacidad para hacerlo, renunciando todos los ciudadanos a ejercer la autodefensa.
También podríamos hablar de servicios relacionados con las infraestructuras, las relaciones con los vecinos, y la defensa de la sociedad en su conjunto frente a otra sociedad vecina o lejana. Las cesiones de soberanía relacionadas con estos servicios deben suponer un beneficio sinérgico para cada ciudadano pues sería impensable que cada ciudadano tuviera que hacer frente a esfuerzos económicos de esa naturaleza: no puede tener cada miembro del grupo sus propias carreteras, o su ejercito, o su diplomacia. Es decir, por cada unidad de riqueza que aporte cada ciudadano recibirá algo más o mucho más,- es el efecto multiplicador de la sinergia-. En estas condiciones la cesión de soberanía estará justificada.
No estará justificada la cesión de soberanía cuando ello suponga la pérdida de la misma, es decir la pérdida de mi vida, o mi libertad o mi propiedad. Por ejemplo: si el Gobierno de esa sociedad decide gastar más de lo que ingresa por la contribución voluntaria de sus ciudadanos, está violentando los acuerdos de cesión de soberanía confiados en él por los ciudadanos y por lo tanto obligándole a ceder más soberanía de la acordada. 
No está justificada la cesión de soberanía cuando a los ciudadanos se les obliga a contribuir económicamente a un servicio no sinérgico y además represor de la libertad de elección: en Sanidad, Educación, Jubilación por ejemplo. Algunas teorías filosóficas comunistas establecen el principio (injustificado e injustificable) de que “los servicios de Sanidad, Educación y Jubilación deben ser públicos”, es decir con cargo a los “bolsillos” de todos los ciudadanos, lo usen o no lo usen; para lo cual se establecen impuestos confiscatorios para poder atenderlos. El gobierno de turno dirá que son gratuitos. ¿Pero alguien ha pensado en la libertad de elección del individuo?. La confiscación de recursos que es necesario realizar para ofrecer los servicios que se arroga el Estado supone la apropiación de toda la soberanía que le queda al individuo, lo que implica una decisión liberticida al privarnos de poder elegir el colegio, el médico o la entidad que me resuelva de manera eficaz y eficiente dichos servicios. Nos han dejado sin recursos de forma violenta (impuestos), por lo tanto sin libertad y sin propiedad y en consecuencia sin soberanía. Pero lo más perverso del llamado Estado del Bienestar es que todos los bienes que puedas haber conseguido o ahorrado no son de libre disposición: no puedes sacar mas de 10.000€ de tu país de origen, no puedes pagar con billetes de 500€ porque se considera que es dinero negro, no puedes hacer pagos en metálico superiores a 3.000€: el gobierno califica al contribuyente como delincuente. Se podrían repasar las leyes de compra-venta, de donaciones, de herencias, de impuestos, para comprobar en qué medida son confiscatorias e ilegales, pero ni las conozco, ni estoy capacitado para hacerlo. Y todo ello como consecuencia de que el Estado se considera Co-Propietario de todos los bienes del país al haber contribuido con la Sanidad gratis, la Educación gratis, la Jubilación gratis para el contribuyente, sin que nadie caiga en la cuenta de que los que pagan siempre son los mismos: los contribuyentes. Más parecería el derecho de pernada medieval. Lo dicho, tienes que pedir permiso para cualquier disposición de tus propios bienes. Esto es así por el afán recaudador de los poderosos para convertir el Estado del Bienestar en el Bienestar del Estado: el ciudadano se ha convertido en contribuyente-rehén, ¿No es esto una forma de esclavitud?. Todas las normas que regulan estos servicios deberían ser derogadas. Cada ciudadano debería pagar de su bolsillo los servicios que reciba, en cuyo caso el Estado no tendría la tentación de reclamar su cuota parte en/de las propiedades o riquezas que cada quien pudiera conseguir.
Las normas que regulan una sociedad deben preservar la dignidad de los miembros. Sus miembros deben sentirse soberanos, dueños de sus decisiones, por eso el gratis total es un envilecedor de la naturaleza humana que guillotina la libertad. En un país en donde la población no puede hacer frente a sus gastos requiere algún sistema de solidaridad que permita la subsistencia de los mas desfavorecidos pero preservando su libertad, su vida y su propiedad. Nunca una decisión de esta naturaleza debe suponer un ultraje a la dignidad de la persona. Nadie debe dar limosnas por nada; se debe procurar que lo que se entregue sea la retribución por un servicio prestado.
La Vida. Para un hombre la vida es lo más sagrado. Steve Jobs lo definió magistralmente. Nadie quiere morir, ni las monjas mas devotas deseosas de unirse a Dios. Todas las normas de una sociedad deben ser filtradas para que ninguna atente a la vida. 
Hoy está en los medios de comunicación la “Ley del aborto”. Hay posiciones encontradas porque unos dicen que  la madre es la que tiene derecho a la vida frente al no nacido; y otros sostienen que tánto derecho tiene a la vida el uno como el otro, pero la ley debe proteger al más débil: el concebido pero no nacido. ¿Donde está la verdad?.
Se han hecho barbaridades a lo largo  de la Historia: los niños durmiendo al raso de los espartanos; el atasco de las alcantarillas romanas con los fetos, etc. Hoy todo eso se ha superado, pero los gobiernos siguen legislando al respecto con el pretesto de cuidar los intereses de su pueblo. Confieso que es una decisión complicada pues considero que es la naturaleza la que debía resolver. 
El problema que en realidad esta en la calle es cómo sincronizar el ejercicio lúdico de la libertad sexual con el embarazo no deseado. Las malformaciones son el pretexto y las violaciones también. Nadie quiere castigar a las mujeres por abortar, luego lo que debe hacerse es dejar libertad a cada quien con su conciencia y la que quiera abortar que lo haga pero con cargo a su “bolsillo”. No puede hacerse solidario a todo el mundo de un comportamiento (el ejercicio lúdico de la libertad sexual) que no es aceptado por la sociedad. Solo se debe apoyar a las familias que han tenido hijos, queridos, con malformaciones.
Hay un aspecto de las obligaciones del ciudadano que entiendo que afectan a la vida y son los impuestos expoliadores. Si a un ciudadano se le ponen unos impuestos por encima de lo que es capaz de ganar se le está condenando a muerte, ya que no se le deja suficiente dinero para mantenerse con vida. Esta vertiente no se tiene en consideración al juzgar si una norma cumple los principios que venimos analizando.
La Libertad. Libertad de elegir, de pensar, de opinar, de movimiento, de arruinarse, de comer, de dejar de comer, etc, es algo que todo el mundo quiere pero entra en contradicción cuando hace apología de la libertad y luego desea sanidad pública, educación pública y pensión pública. La coherencia es algo que pasa desapercibido a la gran masa y otra mucha gente.
Si analizáramos todas las normas que nos aplican, ¿Cuantas habría que derogar?.
La Propiedad.- Este es un capitulo muy litigioso pues se asocia con los “ricos” sin darse cuanta que la Historia nos dice que sin Capital no hay progreso; que una sociedad sin entidades o personas capitalizadas estaría condenada a la miseria.
Es verdad que el Poder y el gran Patrimonio han estado unidos históricamente, pero la interpretación con la que debemos quedarnos es que la propiedad es la retribución de nuestro trabajo,-intelectual o físico-, y constituye el orgullo y satisfacción por el esfuerzo realizado para conseguirlo. Nadie trabaja si no tiene alguna recompensa que pase a su propiedad, es decir que pase a ser de su propiedad, solo le pertenezca a él y pueda disponer de él como quiera. Solo entonces dedicará toda su sabiduría a producir beneficio para la sociedad. Algún malintencionado dirá que eso es egoísmo, pues bien, es posible que lo sea pero si la persona no tiene un incentivo para desarrollarse y espera que le digan lo que tiene que hacer, cuando lo debe hacer y como lo debe hacer, cualquiera comprende que la grandeza de la humanidad se ha terminado, pues el mundo se privaría de miles de millones de mentes pensantes y las reduciría a unas cuantas engreídas más por la vanidad que por el talento; pero aunque fueran las mentes mas preclaras nadie garantizaría su continuidad, ni que la ejecución de sus proyectos acabaran en éxito: recordemos la URSS.
COROLARIO: El hombre es el activo inteligente de este mundo. Ha sido concebido  por la naturaleza con unas cualidades y unos atributos que se deben respetar si se quiere que el hombre sea feliz en las sociedades que le ha tocado vivir. Si el hombre es feliz rendirá, progresará, será solidario. 
Es obligación de las clases sociales formadas enseñar los principios del ser humano social para que nadie se deje engañar por los falsos profetas que divulgan teorías filosóficas contrarias a la naturaleza humana e inspirada por mitos y creencias que no tienen soporte científico alguno. 
Solo los proyectos valorados y argumentados deben tener apoyo y futuro.

Esto pienso hoy en Madrid 6 de febrero de 2014 a las 13h 06 m

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