jueves, 11 de junio de 2015

DESMONTANDO EUFEMISMOS LIBERTICIDAS: SEGUNDA ENTREGA

LA “QUINTA COLUMNA”
.....LEGISLADORA.
 Parece que el general Emilio Mola, comandante del Ejército del Norte, cuando un grupo de periodistas extranjeros le preguntó cuál de sus cuatro columnas conquistaría Madrid (una venía por el suroeste, otras dos desde Galicia y Castilla La Vieja y una cuarta desde Navarra y Aragón), él contestó que sería la «quinta columna», la de los partidarios nacionales que en secreto se encontraban dentro de la ciudad.   Hugh Thomas.
Se dice que la riqueza de la humanidad radica en que todas las personas que la componen son diferentes, aunque yo pienso que son exageraciones.
Se dice, igualmente, que las sociedades modernas y avanzadas se dotan de un cuerpo legislativo, conocido como Democracia, en el que se enfatizan los rasgos e intereses que unen a sus ciudadanos, se comprenden los que les diferencian y se negocian los que les enfrentan.
Se dice, en consecuencia, que en las sociedades democráticas la Ley está por encima de las personas, cualesquiera que sean estas.
Puestas las cosas así, a la Sociedad se le vende que éste modelo de organización y gobierno es el menos malo de los conocidos hasta ahora. Como consecuencia de las premisas anteriores, la gente, que está a lo suyo, lo acepta como bueno y asume que el cuerpo normativo que le aplica será justo, equitativo y le amparará en momentos de desgracias.
Sucede, sin embargo, que la vida depara situaciones imprevistas que irrumpen en el esquema mental paradigmático anteriormente definido y entonces uno se pregunta: ¿Es verdad lo que me han contado, o me han hecho creer?.
Recientemente he tenido una amarga experiencia que me ha inducido a revisar el paradigma establecido de la justicia en democracia. La lectura de una Ordenanza Municipal que se refiere al medio ambiente ha producido en mí un rechazo intelectual natural al intuir que su redacción era anticonstitucional. El texto de la Ordenanza declara culpable al propietario de una parcela sin mediar juicio probatorio, y yo había oído que una persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario.  Adicionalmente, en conversación con el Alcalde de la localidad y refiriéndose a la redacción de dicha Ordenanza me dijo: “si Vd. piensa que voy a aceptar que el Ayuntamiento sea el responsable está equivocado”, o algo así. 
Naturalmente, he recurrido al texto constitucional y he buscado entre los artículos que se refieren a los derechos de las personas y las garantías de los mismos. 
Teniendo en consideración que mi memoria me traiciona, recurro siempre a los documentos escritos en donde, se supone, están recogidos los pensamientos del legislador. En el índice de la Constitución Española se dice que el Título I habla de los derechos y libertades fundamentales del ciudadano español. Intuí que debía buscar aquí.
El artículo 10 de la CE habla de los derechos y deberes fundamentales y remite a la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada (DUDH) en la ONU en 1948. Hay que asumir, pues, que la DUDH es aplicable en España como cuerpo normativo propio.
Comencé la lectura de la DUDH, tiene treinta artículos, y no me resisto en comentar las conclusiones a las que llegué:
La DUDH solo habla de derechos, como es natural. A pesar de que el artículo 10  de la Constitución habla de derechos y deberes, uno echa en falta que no se especifiquen los deberes a que están obligados los ciudadanos para conseguir dicho disfrute.
Hay artículos que se refieren a derechos y libertades de la persona que no requieren esfuerzo económico para obtenerlos (del 1 al 8), pero hay otros (8, 10, 12, 17, 21, 22, 23, 24, 25, 26) que requieren medios para disfrutarlos. Solo el artículo 22 dice:   
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
El artículo 1 dice: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Después de buscar el significado de algunas palabras en el diccionario (dignidad, conciencia, fraternidad) he llegado a la conclusión de que lo que querían manifestar los legisladores en este primer artículo era que el hombre es soberano por naturaleza, es decir, su mayor derecho es ejercer de soberano. Inmediatamente comprendí que los 29 artículos restantes eran innecesarios y redundantes. El hombre es soberano y en consecuencia tiene todos los derechos que su naturaleza le permita: si está cojo no podrá correr, si es tonto no podrá pensar, etc, pero en tanto sus facultades sean las que la Providencia ha establecido para el hombre nada ni nadie debería impedirle que desarrolle dichas facultades libremente. Podrá trabajar si la sociedad o él mismo genera trabajo, podrá tener vivienda si es capaz de construirla o pagar para que alguien lo haga, podrá recibir asistencia de cualquier naturaleza si hay una oferta de tal servicio al que él pueda acceder, y así sucesivamente, el Gobierno deberá legislar para que el hombre pueda desarrollarse, y no al revés. ¿Que objetivo pretende el legislador con la redacción actual de la DUDH?. 
Si uno revisa la definición de Derecho y Justicia, publicada por hombres del derecho, advertirá que en ellas está la clave para entender el objetivo y a la vez la perversión de su contenido. 
El Derecho es aquello que está conforme a la regla, a la Norma. Al figurar un Derecho en la Norma se convierte en derecho positivo, por tanto de obligado cumplimiento. Luego todo derecho que figure en las normas del cuerpo legislativo de una sociedad democrática deberían ser cumplidas, pero ¿A quien obligan?.
La Justicia puede entenderse como lo que debe hacerse de acuerdo a lo razonable, lo equitativo o lo indicado por el derecho. Luego para que haya justicia deben cumplirse las normas. 
Pretender con la redacción aprobada por la ONU que “alguien”, se supone que el Estado del lugar donde viva, atienda dichos derechos demuestra que el redactor de dichos artículos era un tonto útil o era un ideólogo de izquierdas que en su afán aparentemente buenista, realmente liberticida, está pervirtiendo el espíritu de la Norma. Ningún Estado puede comprometer derechos que, para cumplirlos, se requiere que la riqueza de la nación lo permita; y aún así, tampoco el Estado puede conceder un derecho que es inherente a la persona, deberá respetarlo pero no concederlo. Hoy, las “hordas izquierdistas”, llamadas progresistas, están instaladas en las calles reivindicando unos “derechos humanos” que nadie puede cumplir. Y nadie puede cumplir, sencillamente, porque no son derechos humanos, son medios para conseguir los recursos necesarios para mantener la soberanía. Uno podría decidir vivir en estado de naturaleza, en cuyo caso no necesita el trabajo con el sentido que le da la DUDH. Se podrían poner ejemplos para el resto de los derechos que no son tales.
De como el cuerpo normativo está minado por redacciones/redactores que pervierten su espíritu: “La quinta Columna”.
Si yo siguiera el procedimiento legal establecido para defender mis intereses en relación con el asunto de la Ordenanza tendría que recurrir al artículo 11 de DUDH, que dice: 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa. Al que habría que añadir el artículo 53 de la Constitución que se refiere a las garantías de las libertades y derechos.
La perversión de la redacción está en que la Ordenanza declara culpable a un ciudadano por el mero hecho de serlo, lo cual ya es discriminatorio. Si el ciudadano quiere defenderse tiene que iniciar unos procedimientos legales que le obligan a incurrir en gastos que, aunque luego se demuestre que la imputación es injusta, nadie le devolverá, lo que lleva a que la gente del común compare lo que le cuesta el procedimiento con la multa, injustamente impuesta, y decida pagarla y continuar la vida con aplicación del dicho popular: “tengas juicios y los ganes”.
Pero la perversión explosiva mayor es la que los ideólogos comunistas, y tontos útiles, usan para defender causas, o sistemas, o privilegios, o lo que sea, esgrimiendo la DUDH, para provocar la esclavitud del otro grupo social que soporta la carga económica de la sociedad. La perversión explosiva es sencillamente el “ gratis total”, el estado del bienestar. Se dice: Toda persona tiene derecho a la seguridad social, al trabajo, al estudio, el descanso, a mantener la familia, a la vivienda, etc; llegando a decir que la persona tiene derecho a la educación gratuita -nada hay gratuito-, pero salvo en el artículo 22, no se dice de donde saldrán los recursos, y sin mencionar en ningún sitio los deberes que cada ciudadano deberá cumplir para disfrutar los derechos soportados. En resumidas cuentas lo que se trasluce de estas redacciones perversas es que “papa estado proveerá”, mensaje comunista y tiránico por excelencia, pero que los tontos útiles lo traducen como “estado del bienestar o gratis total”. 
La ideologías comunistas han fracasado en todas sus manifestaciones y en todas sus iniciativas absolutistas arruinando a sus pueblos. Los ideólogos, por el contrario, han sobrevivido y se camuflan entre las personas bondadosas y bienintencionadas de las sociedades mas avanzadas, formando “la quinta columna”, para engañarlas por el lado de los mal llamados derechos, olvidando los deberes que son necesarios para obtener dichos derechos, con un único fin: hacerse con el poder. Lo sorprendente es que la sociedad ha “comprado” esa ideología fracasada con el eslogan del gratis total.
 El Estado no es nada sin medios, los medios los consigue de la sociedad, la sociedad genera riqueza si el cuerpo normativo le permite su realización; si el cuerpo normativo coarta la libertad e iniciativa por confiscación, la gente esperará la generosidad de “papa estado”; pero para entonces “papa estado” estará arruinado y todas los derechos comprometidos se verán incumplidos, la sociedad se rebelará, lo cual obligará a “papa estado” a aplicar la tiranía para sofocar la sublevación. Los que tengan dudas que mediten sobre el particular y estudien Historia.
Debo decir que la lectura/análisis de los documentos relatados me ha producido una desagradable sensación de nauseas y desengaño, al comprobar que los pilares que uno pensaba sostenían el edificio de la democracia no son sino papeles llenos de letras  y palabras cuyo espíritu esta pervertido por ideologías que llevan a la ruina, y por ende a la tiranía, y por ende a la perdida de la vida, la libertad y el bienestar. Y esto me recuerda el dicho : “los malos ganan porque los buenos no hacen nada”. Es difícil de comprender que personas con conocimiento, facultades y talento para combatir las ideas fracasadas de izquierdas, no solamente no den la batalla, sino que se pliegan cobardemente, hasta el extremo de tomar decisiones contrarias a su sabiduría. ¡Imperdonable!.
Podría haber analizado otros artículos sobre el ejercicio de las garantías jurídicas de los ciudadanos y he llagado a la conclusión de que dichas garantías solo están sobre el papel para el ciudadano normal, pues la defensa de lo justo le costaría más que pagar la injusticia. ¡De esta forma se asegura un sistema corrupto e injusto a perpetuidad!.
Imaginemos que me planteara recurrir al Constitucional la Ordenanza comentada, resulta que no puedo hacerlo porque el artículo 162 tasa las personas que pueden hacerlo. Yo no sé si esto es lógico o no lo es, pero me parece una tomadura de pelo, ya que si una Norma es anticonstitucional no debería haberse incorporado al cuerpo normativo.
Finalmente creo que las leyes no respetan las jerarquías establecidas: la naturaleza  y la persona. Se dice que por naturaleza la persona tiene conciencia (artículo 1 de DUDH)  mediante la cual distingue el bien del mal, y luego hay un montón de leyes que lo único que hacen es confundir  al personal con latinajos para que piense que lo que está bien es lo que está en las leyes, aunque éticamente esté mal. Los desaprensivos no respetan lo que éticamente está bien, pues lo que les importa es que no los cojan incumpliendo las leyes: ¿Donde está la conciencia?. ¿En los tontos útiles?. No, está en el ciudadano que se levanta por la mañana para dejarse la piel en sus quehaceres diarios y vuelve a su casa por la noche destrozado sin fijarse si ha cumplido la ley esta o la otra, simplemente ha hecho lo que le parecía necesario para mantener a su familia dignamente. Sin darse cuenta, su trabajo servirá para mantener a todos esos que salen a la calle para reivindicar los derechos, como si fuera el Gobierno el que provee. 
La gente debe comprender que la riqueza y la soberanía van unidas. La riqueza da capacidad de decisión, sin riqueza podrás pensar, hablar o querer pero jamas ejecutarás ningún proyecto: decía un profesor que tuve durante mis estudios: “don sin din cojones en latín”, ¡pues eso!. 
Cuando se dice que un Estado es soberano es porque tiene riqueza suficiente para atender sus necesidades sin recurrir a nadie más. En la medida que un Estado recurre a un tercero para cumplir sus obligaciones está perdiendo su soberanía, sí, será libre de decir, pensar o querer lo que sea, pero incumplirá sus compromisos, entre los que se encuentran su “estado del bienestar o gratis total”. Cuando una declaración obliga a los estados a adquirir compromisos que no puede cumplir debe concluirse que esa norma es liberticida pues obliga a los ciudadanos sostenedores de la riqueza del país a renunciar a su propia soberanía en favor de la de la nación, lo cual es tanto como decir que se ha convertido en un esclavo. El ciudadano ya no es libre de decidir, el ciudadano se ha convertido en esclavo del Estado. Ya no es el ciudadano el que decide cuales son los servicios sinérgicos que necesita, es el Estado el que dice lo que debe hacer, cuando lo debe hacer y como lo debe hacer y todo por el bien de la Nación, y entonces el ciudadano se pregunta: ¿Pero si la Nación soy yo?, ¿Por qué me siento mal?.
Cuando decimos que en Democracia todos los ciudadanos son iguales ante la Ley, ¿Estamos haciendo justicia?, ¿La Ley es realmente justa como para asegurar que su aplicación hará justicia?. Yo no encuentro respuesta a dichas preguntas, pero creo que nadie las tiene, ya que todo el mundo está de acuerdo en afirmar que la Democracia es el sistema menos malo para regular una sociedad.


Esto pienso en Madrid, hoy 7 de marzo de 2014 a las 12h 32 minutos.

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