viernes, 6 de mayo de 2016

LA FRAGILIDAD DE LOS SECRETOS

La fragilidad de los secretos.

Están de moda los Papeles de Panamá y las extorsiones de Ausbanc, que vienen a sumarse a la retahíla de casos de corrupción que atenazan la sociedad española. Si a estas informaciones le sumamos el caos político, generado por las elecciones del 20D (2015), tenemos el esperpento español mas espectacular que recuerdo. Sería divertido si lo contempláramos como espectadores foráneos. No es divertido cuando su resolución depende de actores mezquinos cuya autoridad deviene de los votos conseguidos en unas elecciones que les dotan de poder pero no de capacidad intelectual para ejercerlo.


Los Papales de Panamá han puesto sobre la mesa la verdadera naturaleza humana de las personas: el enfrentamiento entre el derecho natural a disfrutar de la propio,-el derecho a la propiedad-, o el cumplir las leyes fiscales legales que obligan, pero que se consideran injustas. El escándalo producido a raíz de las publicaciones es mayúsculo. Es mayúsculo porque todo el mundo juzga que es una corrupción intolerable. Lo dicen los representantes de las instituciones, los periodistas, los ciudadanos y los mamporreros de uno y otro signo. El escándalo viene provocado porque las leyes fiscales que nos aplican se suponen “buenas, justas, iguales y equilibradas”, pero ¿es esto verdad?. Sea verdad o no lo sea, si alguien osa no cumplir las leyes fiscales que nos aplican es, legalmente, un “corrupto”. Sin embargo somos tolerantes con el incumplimiento de esas mismas leyes por las instituciones cuando aplican amnistías al retorno de capitales, condonan deudas a Cuba, a la ETA, los partidos políticos, etc. O cuando las instituciones despilfarran nuestro dinero en comprar voluntades (ERES, Formación, sindicatos, etc), o llenan los bolsillos de algunos. Nadie quiere pagar impuestos para estas cosas.
Aceptando como buenos los supuestos del párrafo anterior, uno puede llegar a entender que los que tienen medios busquen refugios para sus capitales. Pero como todo en la vida, los defraudadores reales,- los delincuentes-, utilizan el mismo camino para esconder sus actividades delictivas.
Pero todo esto no serviría de nada si no cuantificamos los comportamientos de unos y otros. Si lo cuantificamos, podríamos encontrar las razones del comportamiento de unos y otros fácilmente. ¿que diferencia hay entre los esclavos que trabajaban para el señor al 100%, o los ciudadanos que trabajan para el Estado al 50%?. ¿Hemos ganado un 50% de nuestro tiempo para nosotros mismos o realmente es mentira?. Creo que es mentira. Desde el instante en el que estás adscrito a un Estado, actual, todas las leyes coartan tu soberanía y por tanto tu libertad. Ese 50% lo tienes que usar como, cuando y donde te digan. Te engañan diciendo que puedes comprarte una lavadora de tal o cual marca, un coche de cual o tal marca, etc. Pero tienes que ir a la escuela pública, al médico público, a la jubilación pública. Y cuando un propietario, bien dotado económicamente, se salta toda esta coacción se le clasifica como malo y se le pretende expropiar para que acepte las reglas del juego esclavistas.
Y cuando hemos hecho todas estas reflexiones sobre los Papeles de Panamá aparecen las extorsiones de Ausbanc. Resulta que el Sr. Pineda crea una asociación en defensa de usuarios de banca, para asesorarlos con relación a los contratos por los servicios que reciben de la banca, o que les solicitan. Llevan en el mercado varios años moviéndose como pez en el agua sin que nadie caiga en la cuenta de que están extorsionando a la gente. ¿Quien lo diría?. Y ahora, de pronto, todo el mundo sale en tromba a poner de vuelta y media a este señor. Y salen en tromba desde los jueces, los periodistas, los políticos, los mamporreros de siempre y un largo etc. Pues bien, creo que si extorsionaban es porque podían. Podían extorsionar porque los extorsionados se dejaban, al encontrar la extorsión mas barata que la reclamación legal por la que era extorsionado. ¿Fantástico?. Pero, como siempre, se nos incita al odio contra el extorsionador porque va contra las leyes. Nuevamente las leyes. ¿Por qué los extorsionados incumplían las leyes?, supongo que fiscales. ¿Como conocían los extorsionadores su incumplimiento?.
Asistimos a la estrategia de la confusión. Confusión que es aprovechada por los políticos para establecer quien son los malos y quien los buenos en esto del reparto de la riqueza de la nación. Los malos son los paraísos fiscales, los bancos, los extorsionadores, las derechas,- porque se supone que en ella están los ricos-, los reyes. Los buenos son la gente. La gente son los míos, los que me votan, los pobres. 
Tenemos a 350 diputados incapaces de formar un gobierno, por su mezquindad, egoísmo e ignorancia, desde hace más de cuatro meses. Los políticos son los que redactan las leyes. Nunca reconocerán que son las leyes las que ahuyentan voluntades para cumplirlas. En la vida civil los contratos se redactan para cumplirse, fijando una contraprestación que las partes aceptan. Las leyes deberían ser contratos, entre el Estado y los ciudadanos, para cumplirse, fijándose la contraprestación adecuada al tipo de sociedad en la que vivimos. Su incumplimiento denuncia que este principio se incumple, se desprecia. 
Lo paradójico de esta situación es que los votos de los ciudadanos deberían servir para revertir este contrasentido. Pero lo cierto es que los políticos legislan,- en realidad privilegian-, y legislan complicando mas y mas las reglas de convivencia.
Si todos los escándalos publicados tienen que ver con las leyes,- normalmente leyes fiscales-, ¿Sería sensato analizar a partir de que valor (cuantificar) se produce su rechazo?. No vale decir que solo las rechazan los poderosos. ¿Alguien puede decir que no hace todo lo que puede por pagar lo menos posible a Hacienda?. -“El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”-. Luego, realmente las leyes no satisfacen a casi nadie, solo a los que las promulgan, y ¿no se yo?.
Luego, sin ni siquiera haber cuantificado los problemas, se puede decir que las leyes, normalmente la fiscales, tiene mucha culpa de los comportamientos de las personas. Y, como las leyes son iguales para todos, algo habría que hacer.
Los que dicen traer el CAMBIO y EL PROGRESO están dispuestos a permitir la ocupación de viviendas, la rotura del mobiliario público, el insulto, la vejación. Naturalmente de lo que no es suyo. Es decir, saltarse las leyes. Las leyes en vigor.
Aquí todo el mundo se salta las leyes, unos en secreto y otros manifestándolo abiertamente: se queman banderas, se queman retratos del Rey, se silba al Rey en el futbol, no se colocan las banderas españolas en los ayuntamientos, hay 1800 sentencias sin aplicar, etc. Y no pasa nada. Ahora bien, si a un pobre ciudadano lo coge Hacienda lo cruje,- que se lo digan a Aznar-, y muchos otros casos anónimos, que me gustaría conocer.
Empezaba el artículo aludiendo a la fragilidad de los secretos. En el tema que nos ocupa, los secretos son los incumplimiento de las leyes. Como se ve no hay secretos que 100 años duren. Los incumplimientos extorsionados acaban a la luz provocando la crucifixión del infractor. Por el contrario, el incumplimiento por parte de los activistas transgresores solo producen rechazo social y dolor de cabeza. Y esto es así porque la sociedad ha comprado la clasificación de malos y buenos descritos anteriormente. Unos son los demonios y otros “los chicos de la gasolina” que decía Arzallus.
Cuando un Sistema Social de Convivencia no satisface las expectativas, ni de unos ni de otros, es que el Sistema está viciado, no sirve. 
Recientemente he leído que cuando a Franco le propusieron subir los impuestos ceso inmediatamente al Ministros de Hacienda. Creo que necesitamos mas talento para construir un Sistema equilibrado en contraprestaciones que haga con menos mas y que permita: 1º su aceptación por todos, cada uno con sus limitaciones. 2º la transparencia de nuestros comportamientos. 

Esto es la que pienso en Madrid hoy 22 de abril de 2016, siendo las 12h21m.

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